Reseña: Celuloide, de Augusto Munaro (Minibus)

Las pesadillas de un cinéfilo desquiciado

¿Cuántas reseñas más podemos aguantar? Celuloide, de Augusto Munaro, resuena como la sana reacción ante el sopor del autodenominado periodismo cultural y el empaste estilístico que se reedita con cada comentario condescendiente de libros, series, obras de teatro y películas. Colección bizarra de invenciones, Celuloide plantea un engañosamente simple conjunto de notas sobre clásicos del cine nacional e internacional que habrían sido encontrados en la carrocería deshecha de un Torino en San Miguel de Tucumán.

A partir de títulos como Lolita, Muerte en Venecia y Operación Masacre, Munaro trastoca actores, realizadores, vestuaristas, directores de imagen, productores y guionistas, y delira las tramas hacia versiones posibles de los filmes (a veces opuestos por el vértice, y otras decididamente distintas a su original histórico). Así, Romeo y Julieta pasa a ser la aventura de una pareja de montevideanos que escapa del mandato familiar para enlistarse en las FARC, y Psicosis se transforma en una “fábula sociológica” portuguesa que, al relatar los desastres de una epidemia de risa incontenible en Lisboa durante 1599, configura una crítica acérrima al melancólico régimen de Salazar.

Pero las perversiones provechosas no actúan sólo al nivel de la trama; el efecto hiperrealista de cada reseña se ve apuntalado mediante comentarios precisos sobre la técnica cinematográfica: planos, banda sonora, y color, granulado y duración de la cinta son algunos de los trazos que se destacan al pasar con deleite, sorna o amonestación según el caso. “No obstante, hay escenas brillantes, momentos incluso de genialidad, como el plano americano de Ana Magnani mientras estrecha el cadáver de su beba sin derramar una lágrima y detrás de ella, en silencio, el obispo se lanza al mar por la borda”, comenta el reseñista anónimo acerca de una versión singular de 8 a la deriva en la que el grupo de sobrevivientes en el bote salvavidas pasa a ser víctima de la hipnosis homicida del transexual bipolar Víctor/Victoria (Boris Karloff).

La reseña sobre Impresiones de África (1968), en el centro del libro, da la clave de lectura al imaginar una adaptación al cine a cargo de Philippe de Broca de la novela radical que Raymond Roussel publicó en 1909. La fría maquinaria narrativa que ideó Roussel con el objetivo de independizar a la creatividad de los condicionamientos del sujeto autoral parece ser la herramienta que invoca Munaro para despertarse de la pesadilla de la cultura. El artilugio de Celuloide, tan lúdico como agotador, se interesa por los extremos del arte (o por el arte llevado al extremo), como si la historia del cine no fuera suficiente, como si el cinéfilo desquiciado estuviera harto de cultura y necesitase elaborar un procedimiento creativo que lo arranque de la medianía artística.

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Publicada como "Las ilusiones y pesadillas de un cinéfilo desquiciado" en Revista Ñ el 25/01/2019






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