Reseña: Cuarto de desechos y otras obras, de Carolina Maria de Jesus

Cuarto de desechos y otras obras, de Carolina Maria de Jesus
Mandacaru Editorial (2021)
Traducción y prólogo: Laboratorio de Traducción de UNILA
Adaptación al español rioplatense: Lucía Tennina y Penélope Serafina Chaves Bruera
Epílogo: Raffaella Fernandez


El boom literario de una favelada

por Emilio Jurado Naón


En 1958, un periodista de São Paulo visita la favela de Canindé y queda prendado de una mujer que amenaza a unos hombres con incluirlos en su diario si no abandonan el parque de juegos para niños que han ocupado. Carolina Maria de Jesus, madre soltera de tres hijos y oriunda de Minas Gerais, invita al periodista, Audálio Dantas, a pasar al rancho que ha construido con sus propias manos y le muestra sus escritos, en los que agudiza el filo su mirada sobre la favela. Una selección de sus diarios realizada por el periodista saldría publicada en 1960 como Cuarto de desechos: diarios de una favelada y, con más de noventa mil copias en los primeros seis meses, se convertiría en el libro más vendido en Brasil hasta ese momento.

La reciente publicación de Cuarto de desechos y otras obras (que amplía el material disponible en castellano con la secuela Cuarto de ladrillos, el relato autobiográfico “Favela” y el cuento “¿Dónde estáis, Felicidad?”) rescata a la autora que fue un boom internacional inmediatamente olvidado, y pone en perspectiva a una de las mayores exponentes de la literatura periférica brasileña.



Tenida, al principio, como descubrimiento e incluso invención del periodista Adálio Dantas, Carolina rápidamente se muestra como una estratega de la oratoria que encuentra en la palabra la herramienta más eficaz para su propia defensa: “No tengo fuerza física, pero mis palabras hieren más que una espada. Y las heridas son incicatrizables”. Con la escritura no solo inculca miedo y respeto en sus vecinos (muchos de las cuales la desprecian por haber elegido no convivir con ningún hombre) y asentar las deudas del sistema político hacia los pobres; sino que también revela una utilidad doble: por un lado dar sosiego a una vida de hambre, violencia y trabajo insalubre; por otro, alimentar la esperanza de un escape de la favela vía el éxito literario.

Voz de los marginados, subversiva, producto de mercado, cenicienta de la favela, detractora de sus pares, millonaria de la noche a la mañana, antropóloga social; la figura de Carolina Maria de Jesus adopta tantas variaciones como variadas son las ideologías e intereses que hablan a través de ella y su obra. Pero la distancia histórica y la nueva edición de Cuarto de desechos proponen una Carolina hiperlúcida acerca de su entorno y su práctica literaria.

La propia analogía que estructura sus diarios da cuenta de una visión estética en la que se combinan con naturalidad los planos histórico y personal. “Yo clasifico a São Paulo así: el Palacio es la sala de visitas. La Municipalidad es el comedor y la ciudad es el jardín. Y la favela es el patio donde tiran la basura”. En contra de toda candidez que pueda sugerir la idea de la ciudad como hogar, el realismo de Carolina construye el escenario de su odisea (abandonar el cuarto de desechos por una casa de ladrillos) a partir de una clara percepción sobre la desigualdad social y urbana de Brasil y un manejo del lenguaje muy preciso: el “despejo” del título original significa “desecho” pero también “desalojo”, como el que sufrieron los habitantes de zonas pauperizadas durante la modernización de la ciudad y que fue a engrosar los barrios de emergencia.

Es difícil decidir si Cuarto de desechos es un cuento de hadas o el registro de un triunfo por la voluntad. Pero, con el correr de la lectura, más que difícil, la disyuntiva de revela falsa: el relato de Carolina (como el de cualquier persona, como el de cualquier escritor) es más rico en cuanto mejor orquesta sus contradicciones. Carolina Maria de Jesus hace equilibrio, en el torrente de la historia, entre la necesidad de representar un sector social y la mirada única del artista: “Cómo es horrible escuchar a un pobre lamentándose. En la voz del pobre no hay poesía (…) Contemplé el paisaje. Miré las flores púrpuras. El color de la agrura que está en los corazones de los brasileños hambrientos”. Es en ese movimiento simultáneo, nunca resuelto, de identificación y desidentificación cuando brilla la singularidad de su escritura.


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Publicada en Ñ (Clarín) el 21/07/2022

https://www.clarin.com/revista-n/literatura/boom-literario-favela_0_gnz24ZEzE8.html

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