Lo que sobra, de Damián Tabarovsky

En Lo que sobra, Damián Tabarovsky retoma algunas ideas de sus ensayos anteriores Literatura de izquierda y Fantasma de la vanguardia, y las contrasta con la escena social, política y artística contemporáneas. Si el enemigo se radicaliza, el crítico debe radicalizar de sus preceptos. Y es esto lo que hace Tabarovsky al plantear que vivimos en una “guerra civil solapada” del capital contra la población, en la que la lengua oficial no deja resquicio para siquiera nombrar aquello que deja afuera. En arte así como en política, la operación clásica de la vanguardia fue llevar lo marginal al centro; hoy esa estrategia se vería obstaculizada por el simple hecho de que “lo que sobra” se habría vuelto irrepresentable, sin entidad.

El género “estado de situación” cada vez es menos visitado, pero Tabarovsky lo despliega de manera impecable, en gran medida fundamentado en la tesis de Silvia Schwartzböck sobre la “vida de derecha”, macro dentro del cual se ven obligadas a operar todas las expresiones políticas y estéticas desde la dictadura (la bibliografía teórica de Tabarovsky es amplia y ampliamente europea, pero esta inclusión de la filósofa argentina, junto al brasileño Guilherme Wisnik, es una feliz excepción).

Lo que sobra despliega, en términos generales, una crítica al progresismo y a su contracarta intelectual, el “vanguardismo académico”, que enseñan a escribir buenas novelas, entretenidas y vendibles. En lo particular, su propuesta apunta a construir una lengua dentro de la lengua establecida (a modo de “un caballo de Troya”); instalar una literatura del derroche opuesta a la de acumulación; a jugarse por la una sintaxis quebrada, una “forma de lo informe” que permita vislumbrar “entre la niebla” aquella figura que el mismo status quo condena a la anomia. Si bien queda por verse en qué medida estas consignas serían o no pasibles de absorción por parte del mismo vanguardismo académico que ataca, es interesante el intento por poner en crisis la propia escritura ensayística: notas dentro de notas al pie que contradicen o ponen en duda el cuerpo del texto, y un capítulo acerca de una ética del “sin embargo” hacen de Lo que sobra un texto, si bien no tan quebrado como la sintaxis que reclama, sí más abierto que los ensayos precedentes.

El diagnóstico Tabarovsky es certero y actualizado; la prescripción, tal vez, algo conocida. Aunque es presumible que no todo ensayo quiera tratar casos puntuales y contemporáneos (¡la distancia teórica!), se echa de menos en Lo que sobra un abordaje de la poesía argentina de las últimas décadas, cierta facción de la cual viene trabajando con una lectura de situación similar e indagaciones formales de avanzada.

Publicado en La Nación el 20 de mayo de 2023


Lo que sobra, de Damián Tabarovsky

Mardulce, 2023

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