Reseña: Memorias de un hijueputa, de Fernando Vallejo

 Memorias de un hijueputa, de Fernando Vallejo

(Alfaguara, 2022)


Unicato del insulto

por Emilio Jurado Naón



En 2018, Fernando Vallejo volvió a Medellín y escribió Memorias de un hijueputa. Luego de décadas de residir en México, la primera tarea que adopta para su flamante narrador (un presidente totalitario, culto e intolerante) es liquidar a la mitad de la población, empezando por cuatro de los últimos presidentes de Colombia, “los más dañinos delincuentes” César Gaviria, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.

Luego de absorber los poderes legislativo y judicial en su unicato, este memorialista instruido en teología, gramática clásica y psicoanálisis, se dedica a purgar el Ejército y diezmar a las FARC y los paramilitares, a los motociclistas y a los que escuchan música muy alto, y a esterilizar a las mujeres. Al resto del mundo, esta primera persona que juega una danza ambigua de identificación y distanciamiento con su autor (siendo el amor a los animales por desprecio a la humanidad el pivote dilecto de su autoficción) le dedica una verba filosa: presidentes, celebridades y poetas de América y Europa, España en particular (con la RAE incluida), son objeto de su verborragia, sin olvidar el fetiche de Vallejo, la Iglesia católica y el Papa: “este gordo blandengue pampeano de hoy enlazador de vacas”.


No tan adepto al “arte de injuriar” borgeano, sino más afín al “arte de putear” que se le atribuye a Alejandro Rubio; la prosa de Vallejo triunfa en su orfebrería y en el ingenio del humor. Su estilo es el de un cebado por propia insistencia y su estética, la de la contradicción: “Cuando camino pienso, cuando pienso insulto, y cuando insulto me siento bien, me siento yo, soy yo, no otro que se escuda bajo el nombre de otro, como los novelistas de tercera persona que se ocultan tras la omnisciencia de Dios, o los de primeras tras un alter ego. ¡Maricones, digan quiénes son! ¡Den la cara!”

Pero toda esta catarata de insultos y humillaciones a mansalva, ¿ofende finalmente a alguien? ¿Espanta al burgués? Uno creería que no, e incluso más: se podría arriesgar que mucha de esta alharaca no hace mella en una sociedad ya embotada de discursos de odio, emitidos tanto por trolls pagos o ad honorem como de hórridos mandatarios y candidatos de derecha. Se pensaría que ya no queda nada ni a nadie a quien ofender desde la ficción y su juego de espejos autobiográficos; pero así y todo la contratapa anónima de Memorias de un hijueputa se ve en la necesidad de aclarar que el memorialista que narra está “loco” y da por descontado que el lector sensato rechazará sus tesis “como despropósitos”. En resguardos así se revela el límite lábil de los contratos de lectura que autores como Vallejo no se cansan de pulsar.


Publicado el 13 de agosto de 2022 en Ideas / La Nación: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-memorias-de-un-hijueputa-de-fernando-vallejo-nid13082022/

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