Reseña: Algo se mueve, I Acevedo

Acevedo contra la imaginación

Algo se mueve, I Acevedo (EME editorial)


En un libro previo, Late un corazón, I Acevedo deja picando una idea, una conexión latente, que lo vuelve un texto genuinamente atendible: retomar la tradición narrativa que dejó Rodolfo Walsh a partir de la lucha actual de las disidencias sexuales. Así, los conceptos de identidad, denuncia, construcción colectiva y la inclusión de voces marginadas como material pasarían a cobrar, mediante la actualización de Acevedo, un nuevo y potente sentido.

Todo esto hacía de la aparición de Algo se mueve. El cuento después de Walsh un acontecimiento promisorio, pero la primera sección (la única que se dedica a Walsh; las otras abordan el tema de la imaginación, la obra de Hebe Uhart y una polémica por la circulación de PDFs) no llega a ser mucho más que un repaso desordenado e impreciso de su obra (se refiere aleatoriamente a las investigaciones como “novelas”, “novelas de no ficción”, “folletín” o “crónicas”), emparchado de análisis remanidos y en un registro monográfico que lo acerca más a una sosa evaluación de grado que a un ensayo crítico.

El momento más original del texto es aquel en el que Acevedo arriesga una asociación entre los “documentos” presentes en la obra de Walsh, y el Documento Nacional de Identidad, la inclusión cívica que éste supone para personas migrantes, y los debates en torno a la inclusión del género no binarie y otras identidades en el DNI. Sin embargo no llega, a partir de esa conjunción, a conclusiones muy esclarecedoras (“Parece raro decirlo: sin embargo, el hecho de que no notemos que hay cosas que podemos hacer solo porque tenemos documentos es solo una señal de que no somos conscientes de que algunas personas no pueden hacer muchas cosas porque no los tienen”) ni desarrolla un estudio fructífero de la narrativa de Walsh en ese punto, más allá de asegurar que los documentos (en un amplísimo sentido del término) son los que “imprimen giros a la historia”.



Pero quizás el malentendido más peligroso de Algo se mueve sea la confusión de Acevedo en torno al concepto de “imaginación”, al que opone el de una “literatura de ideas” que él vendría a representar. En contra de un ensayo de César Aira (que apenas lee citado por otro ensayista), Acevedo quiere defender la escritura de autoficción, pero se mete en una ensalada de conceptos contradictorios entre los que aparecen fugazmente la oposición entre forma y contenido, imaginación y realidad, y el valor de lo “explícito” en literatura opuesto a las “ideas implícitas en Don Quijote” (como epítome de la ficción) que habría que decodificar, “un lujo que en el siglo XXI no podemos darnos”; “una literatura donde las ideas, a diferencia de la imaginación, no se calculan ni se controlan, pues tocan la realidad diaria”.

Esa noción de que lo explícito de un discurso equivale a una mayor sinceridad, despojada de cálculo y que, limpia y llanamente, puede ser transmitida sin fisuras representa un equívoco nocivo en el corazón de estos ensayos. Y no porque desestime de plano los matices y complejidades de la ficción (un gesto que, en buena ley, hace a los recursos de toda polémica), sino principalmente porque, queriendo insertarse en un diálogo y continuación de Walsh, Acevedo cae en la ingenuidad de creer que la literatura política es sincera y no calcula, que no hay trabajo con el lenguaje ni operaciones del discurso a uno y otro lado del texto. Esta ingenuidad grosera, más el olvido de que Walsh sabía desplazar los sentimientos del yo hacia una tercera persona para brindar una mayor efectividad a sus textos (señala el recurso Ricardo Piglia en “Carta a Vicky”, y Acevedo lo cita, pero lo olvida…), mantienen en suspenso, por ahora, la posibilidad de un encuentro superador entre la así llamada “literatura del yo” y la narrativa política.

---

Publicada en Ñ (Clarín) en enero del 2022

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reseña: Berisso, 1928, de Daniel Samoilovich

Berisso 1928. La vida futura Daniel Samoilovich Bajo la Luna, 2023 Berisso 1928. La vida futura de Daniel Samoilovich (Buenos Aires, 1949) ...